El lunes 16 de septiembre, la Guardia Costera de Estados Unidos (USCG, por sus siglas en inglés) convoca una audiencia de la Junta de Investigación Marina sobre la pérdida del sumergible Titan de OceanGate en junio de 2023 y la muerte de las cinco personas que iban a bordo, entre ellas el director ejecutivo de OceanGate, Stockton Rush. El encuentro se transmitirá en vivo en Charleston, Carolina del Sur, y durará dos semanas; en las que se la Comisión intentará determinar la causa de la implosión del submarino, si hubo incompetencia o negligencia y si se infringió alguna ley. Posteriormente, el asunto podría remitirse a los fiscales penales y hacer recomendaciones para mejorar la seguridad marítima.
Se espera que este proceso se lleve a cabo sin escuchar públicamente a la mayoría de los ejecutivos que quedan de OceanGate o a la esposa de Rush, Wendy, quien a veces asumía un papel protagonista durante sus inmersiones. Tampoco se incluirá el testimonio público de ninguna de las empresas que diseñaron y construyeron los innovadores cascos de fibra de carbono del sumergible, ni de ninguno de los altos cargos del personal de operaciones que prepararon, mantuvieron o apoyaron al Titan en su expedición de 2023.
De hecho, parece que pocos de los 24 testigos citados estaban a bordo del Polar Prince, el buque de apoyo del Titan, para la misión final: Renata Rojas, una voluntaria no remunerada, y Tym Catterson, un contratista con experiencia en el pilotaje de sumergibles.
Información con cuenta gotas
Fuentes anónimas cercanas a la investigación, pero no autorizadas a hablar con los medios de comunicación, dijeron a WIRED que la Guardia Costera había contactado a algunos miembros del personal y ejecutivos contemporáneos de OceanGate, así como a terceros proveedores, pero se les advirtió que si se les obligaba a comparecer harían valer sus derechos amparados por la Quinta Enmienda. Eso significa que podrían negarse a testificar alegando que sus respuestas podrían incriminarles o exponerles a riesgos legales.
WIRED se puso en contacto con OceanGate y los fabricantes de cascos. Un abogado de Janicki Industries, que curó y mecanizó una parte del casco, escribió que no participaba en las audiencias. No se recibió respuesta de las demás personalidades antes de la publicación de este artículo.
Se especulaba que el ex contralmirante de la Guardia Costera estadounidense, John Lockwood, incorporado al consejo de OceanGate en 2013, testificaría, pero también falta en la lista. La ausencia de personas que parecerían tener conocimientos relevantes ha causado consternación entre antiguos empleados de la compañía y expertos marinos, que se muestran escépticos de que se pueda contar la historia completa de la desaparición del Titan sin ellos.
«Personalmente, si yo estuviera en la Guardia Costera, los traería y les haría acogerse a la Quinta Enmienda. Tienen poder de citación, así que no estoy muy seguro de por qué no lo hacen», aborda Alton J. Hall Jr., abogado marítimo. Melissa Leake, funcionaria de información pública de los guardacostas y su adjunta de asuntos públicos para la zona atlántica, señaló que los guardacostas no comentan las razones para no llamar a testigos concretos. Sin embargo, negó que la Guardia Costera no citara a determinadas personas u organizaciones porque se acogerían a la Quinta Enmienda. Lo que la junta sí tiene es una gran cantidad de pruebas digitales y físicas, como datos de inmersiones anteriores y restos de Titan recuperados del fondo marino del Atlántico, incluida una parte del casco de fibra de carbono. Uno de los peritos citados es un ingeniero de materiales del Laboratorio de Materiales de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte.
El orden testimonial
La junta se abrirá el lunes por la mañana escuchando a Tony Nissen, director de ingeniería de OceanGate de 2016 a 2019. Nissen fue responsable de tomar el concepto de un sumergible de fibra de carbono y entregar planos terminados para Titan. Su testimonio debería arrojar luz sobre la construcción y las pruebas del primer casco de fibra de carbono del buque. WIRED informó que una grieta apareció en ese casco en 2019, durante las pruebas en las Bahamas. La grieta llevó a la compañía a desechar el casco y reemplazarlo por un nuevo ejemplar de fibra de carbono con la misma forma, pero creado por fabricantes alternos utilizando un proceso diferente. Mientras tanto, Nissen abandonó OceanGate.
El día siguiente se dedicará íntegramente al antiguo director de operaciones David Lochridge. Lochridge fue despedido por Rush a principios de 2018 después de plantear preocupaciones de seguridad sobre el casco y otros aspectos del diseño y la fabricación del sumergible. Presentó una denuncia de irregularidades ante la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional de Estados Unidos (OSHA, por sus siglas en inglés), pero más tarde la retiró tras ser demandado por OceanGate. Como parte del acuerdo de esa demanda, Lochridge pagó a OceanGate casi 10,000 dólares y quedó sujeto a un acuerdo de confidencialidad.