En el transcurso del próximo año la venta de artículos de lujo se desmoronará previsiblemente un 2% hasta los 363.000 millones de euros.
No corren buenos tiempos para el mercado global del lujo, sobre el que se ciernen negros nubarrones que podrían desencadenar la contracción de una industria que ha sido hasta hace poco extraordinariamente próspera. De acuerdo con un reciente estudio de Bain & Company y Altagamma, el mercado global del lujo podría menguar en 2025 por primera vez desde la Gran Recesión de 2008. Y la política arancelaria de Donald Trump podría asfixiar aún más a este ámbito de actividad. Si el presidente electo de Estados Unidos aumenta efectivamente los aranceles sobre las importaciones, las marcas europeas adscritas al mercado de lujo podrían tornarse en insoportablemente onerosas allende los mares (lo cual hará languidecer probablemente las ventas).
Trump tienen intención de aumentar hasta en 20% los aranceles aplicados a las importaciones, una controvertida medida que, según el republicano, creará puestos de trabajo en las fábricas radicadas en Estados Unidos, contribuirá a rebajar el déficit estatal y se traducirá asimismo en una bajada del precio de los alimentos.
El impacto de esos aranceles en la industria del lujo no es en modo alguno baladí, pues Estados Unidos es el segundo mercado más grande para este ramo de actividad, seguido de Europa. El mercado estadounidense del lujo tiene un valor de aproximadamente 100.000 millones de euros y aglutina casi una tercera parte de las ventas globales de ropa, complementos y calzado de alta gama.
En el transcurso del próximo año la venta de artículos de lujo se desmoronará previsiblemente un 2% hasta los 363.000 millones de euros, una cifra que se quedarán ligeramente por debajo de los números correspondientes a 2024, cuando este mercado cerrará a priori con unas ventas de 369.000 millones de euros. La desaceleración en el mercado del lujo será propiciada por el aumento de los premios y las turbulencias económicas y políticas a escala global, de acuerdo con el informe de Bain & Company y Altagamma.
El mercado global del lujo está lastrado por una crisis de creatividad
La industria del lujo se recuperó con suma celeridad de la pandemia del coronavirus y las ventas generadas en 2022 lograron rebasar a las cosechadas en 2019, antes de que entrara en escena el COVID-19. Además, y aun cuando el mercado del lujo protagonizara el año que viene una caída del 2%, sus ventas seguirían siendo un 28% más elevadas que en 2019.
Las perturbaciones políticas y sociales (en las que se incluyen los conflictos bélicos actualmente en curso a lo largo y ancho del globo y procesos electorales como los celebrados hace un par de semanas al otro lado del charco) han erosionado la confianza el consumidor. Si a ello unimos la decisión de las marcas de lujo de aumentar los precios de sus productos y de concentrarse simultáneamente en un lujo más sutil y parco a menudo en novedades, los consumidores, incluso aquellos que presumen de billeteras más abultadas, han perdido el apetito de comprar firmas premium.
El informe de Bain & Company y Altagamma pone asimismo de relieve que la crisis de creatividad que se observa actualmente en el mercado del lujo está alienando también a los consumidores adscritos a la Generación Z. Y el resultado es un mercado del lujo cuya base de consumidores se ha contraído en alrededor de 50 millones de clientes en todo el mundo. Es la primera vez que mengua el tamaño de la base de consumidores del mercado global del lujo, cifrada entre 250 millones y 360 millones de clientes en todo el mundo.
«Tenemos 50 millones de clientes menos porque no pueden permitirse comprar productos de lujo o simplemente porque no desean adquirir tales productos por sentir que no resultan suficientemente atractivos», enfatiza Claudia D’Arpizio, coautora del informe de Bain & Company y Altagamma.
