Cuando estalló la crisis del coronavirus, las empresas tuvieron que dar el salto al teletrabajo casi sin red. Hasta ese momento, la opción de trabajar
desde casa era algo que usaban las empresas más punteras, las que optaban por crearse una imagen más moderna, pero era algo que en general las
compañías no incorporaban. La cultura de estar en la oficina ha sido la que ha ido dominando durante años.
Sin embargo, el cierre de la movilidad y la necesidad de reducir los contactos obligaron a las compañías a tomar esa decisión. Para sus trabajadores,
fue casi como si se abriese una ventana a un universo nuevo, uno que en no pocos casos querrían que se quedase.
En profesiones en las que la plantilla da muestras de elevado agotamiento y en el que el síndrome de trabajador quemado es algo habitual, como ocurre
con la industria del marketing y la publicidad, poder organizar a gusto las jornadas, tener más flexibilidad o poder concentrarse mejor en casa se
convirtieron en un goloso atractivo.
Y, aunque no se quiere quedar necesariamente en el completo teletrabajo (los encuentros con los colegas son importantes en el trabajo creativo), sí se
espera que se haya aprendido algo de esta situación y que el modelo laboral cambie por completo. Los marketeros no quieren recuperar esos modelos del
pasado que solo creaban trabajadores quemados.
Todo a los entornos híbridos
Uno de los últimos estudios sobre la cuestión lo ha
elaborado Markting Week y sus conclusiones van en esa dirección. Los marketeros no quieren volver al pasado y no quieren seguir
manteniendo las prácticas de estos años en lo que a trabajo se refiere.
De hecho, el 82,6% de los marketeros encuestados asegura que las prácticas de trabajo flexible o los entornos híbridos son importantes o muy
importantes para ellos. Prácticamente la mitad de los encuestados está trabajando ya de manera híbrida: un 49,8% asegura que mezcla días en la oficina
y días trabajando en casa.
La importancia del trabajo híbrido y de que se permita optar por nuevas vías de organizar el tiempo es tan elevada que los propios marketeros lo sitúan
como una de las cosas clave sobre un trabajo. Solo lo superan el que sea un entorno de trabajo bueno (70,4%), que el sueldo sea justo (60,7%) y que
existan oportunidades para avanzar en la carrera (55,6%).
Un 9,3% de los marketeros apunta que sus peticiones para un trabajo más flexible han sido negadas por la empresa. Todavía hay compañías que se aferran
al presentismo o que consideran que todo el mundo debe trabajar en los mismos momentos.
El análisis no es el primero en señalar en esa dirección. Un estudio del pasado septiembre ya indicaba que los marketeros estaban dispuestos incluso a renunciar a salario si con ello lograban más flexibilidad, mientras que en general los trabajadores
querían revisar la duración de la jornada laboral. Solo el 1% de los marketeros quería volver sí o sí a la oficina siempre en el mundo post coronavirus.
El reto de la Gran Renuncia
Toda esta mayor sensibilidad de los marketeros al teletrabajo y la flexibilidad llega además en medio del contexto creado por la Gran Renuncia. «Las
personas renuncian a sus trabajos para conseguir otros mejores», explica en un análisis Manel Fernández Jaria, profesor colaborador de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC,
añadiendo que «la pandemia nos ha hecho, en muchos casos, reflexionar sobre el tipo de vida que deseamos tener y valorar las cosas que son realmente
importantes, de esto no hay ninguna duda».
La pandemia se ha sumado al hartazgo ante las condiciones laborales y los trabajadores quemados han asumido que más allá de donde están no quieren ir.
Buscan mejorar sus condiciones. Y, sobre todo, buscan que el trabajo sea compatible con sus vidas. «Ahora es difícil que quieran renunciar a este nuevo
modelo de vida, que en muchos casos también ha permitido cumplir con los objetivos de empresa», apunta Fernández Jaira. Durante la pandemia han visto
que más flexibilidad era posible y no quieren renunciar a ella.
La situación es general a todos los trabajadores y todas las industrias, pero es un problema también claro para el mundo del marketing y la publicidad.
La gran renuncia en marketing es además el capítulo final del hartazgo de estos profesionales.