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¿Por qué ya no escuchamos a los consumidores repetir los eslóganes de las marcas como antaño?

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La manera en que las marcas se vinculan con sus audiencias ha evolucionado de forma notable. En el pasado, los eslóganes y mensajes de las marcas se
integraban en el lenguaje cotidiano de los consumidores. Frases memorables, repetidas con frecuencia, resonaban en la mente de las personas y
establecían una conexión entre el producto y su identidad personal.

La capacidad de los consumidores para recordar marcas y sus eslóganes es un fenómeno complejo que ha experimentado cambios significativos en las
últimas décadas. Varios factores influyen en este proceso de memorización. La frecuencia de exposición es clave; cuanto más se repita un eslógan, más
probable es que el consumidor lo retenga en su memoria. Además, la creatividad y originalidad de los eslóganes son cruciales; aquellos que son
ingeniosos, memorables y relevantes para la audiencia tienen más probabilidades de ser recordados. La conexión emocional también juega un papel
esencial; los eslóganes que evocan emociones, ya sean positivas o negativas, tienden a dejar una huella duradera.

Diversos análisis han mostrado que solo un pequeño porcentaje de los anuncios de televisión son recordados de manera positiva. Asimismo, se ha
evidenciado que solo una cuarta parte de los consumidores es capaz de recordar correctamente el eslogan de una marca conocida. También se ha encontrado
que los eslóganes que incluyen el nombre de la marca tienen una mayor probabilidad de ser recordados. Por otra parte, se ha determinado que la vida
útil promedio de un eslogan publicitario exitoso es de aproximadamente cinco años. Además, una parte significativa de los consumidores prefiere
eslóganes que describen el beneficio del producto o servicio. Sin embargo, en la actualidad, esta tendencia parece estar disminuyendo, lo que hace
necesario explorar las razones detrás de este cambio.


En las décadas pasadas, el sector publicitario era muy diferente. Con menos competencia en el mercado, los mensajes de ciertas marcas destacaban y se
grababan fácilmente en la memoria del consumidor. La simplicidad de los eslóganes, acompañada de su repetición constante en medios como la televisión y
la radio, contribuía a que se convirtieran en frases populares que la gente usaba en su vida diaria. Frases como “¡Red Bull te da alas!”, “Si no hay
casera, nos vamos” o “El secreto está en la masa” son ejemplos de eslóganes que se han convertido en parte del lenguaje cotidiano, resonando
profundamente en la mente de los consumidores. Estos eslóganes son memorables no solo por su ingenio, sino también por la claridad y la emoción que
transmiten, lo que refuerza la identidad de la marca.

Estas marcas, en su búsqueda por construir una identidad sólida, lograron establecer una conexión emocional con sus consumidores, convirtiendo sus
mensajes en mantras que se repetían y compartían. Sin embargo, el aumento de la competencia y la saturación publicitaria han cambiado radicalmente este
escenario. Hoy en día, los consumidores están expuestos a un torrente de mensajes de marketing en diversas plataformas, lo que les ha llevado a
desarrollar una actitud más crítica hacia la publicidad. En lugar de recibir pasivamente los mensajes, los consumidores se han vuelto más selectivos, y
la repetición de eslóganes ha perdido su atractivo. La omnipresencia de la publicidad ha generado una especie de fatiga, donde las frases memorables se
consideran clichés y, en muchos casos, son ignoradas.


La evolución del comportamiento del consumidor

La evolución del comportamiento del consumidor también ha jugado un papel crucial en este fenómeno. En la actualidad, los consumidores valoran la
autenticidad y la transparencia más que nunca. En lugar de conformarse con mensajes publicitarios, buscan conexiones genuinas y significativas con las
marcas. Esta nueva dinámica ha llevado a las empresas a replantear su enfoque comunicacional, optando por mensajes más personalizados y adaptados a las
necesidades y valores de su audiencia. En este sentido, la repetición de eslóganes ya no resulta efectiva, ya que lo que los consumidores realmente
desean es sentir que la marca entiende y comparte sus inquietudes. Además, las marcas están reconociendo la importancia de centrarse en la experiencia
del cliente. En lugar de simplemente vender un producto, se esfuerzan por contar historias que conecten emocionalmente con sus audiencias. Este cambio
de paradigma ha llevado a un enfoque en la narración en lugar de la repetición de frases publicitarias. Los consumidores buscan experiencias auténticas
que enriquezcan su vida, y las marcas que logran ofrecer esto son las que realmente se quedan en la mente y el corazón del consumidor.

La diversificación de los canales de comunicación también ha influido en la manera en que se reciben los mensajes de las marcas. Las plataformas
sociales han permitido a las marcas interactuar directamente con sus audiencias, lo que requiere un enfoque más matizado y dinámico que la simple
repetición de un eslógan. Las marcas están ahora más enfocadas en el contenido y en crear relaciones a largo plazo con sus consumidores, en lugar de
depender de frases memorables que se pueden perder en el ruido de la publicidad. De igual modo, las marcas han comenzado a enfocar su comunicación en
sus valores y propósito. En lugar de limitarse a vender productos, se están posicionando como agentes de cambio en cuestiones sociales y ambientales.
Este cambio en el enfoque comunicacional ha llevado a que las marcas utilicen mensajes que reflejan sus valores, generando una conexión más profunda
con los consumidores, que ahora buscan alinearse con marcas que compartan sus principios.

Del eslogan al audiobranding

Actualmente, muchas marcas han comenzado a dejar atrás los tradicionales eslóganes en favor del audiobranding como una estrategia clave para hacer que
sus identidades sean reconocibles. Este enfoque se basa en la creación de elementos sonoros distintivos que evocan emociones y memorias en los
consumidores, utilizando la música, jingles y sonidos únicos que se asocian directamente con la marca.

El audiobranding permite a las marcas construir una conexión más profunda con su audiencia, ya que el sonido puede evocar respuestas emocionales
inmediatas. En un mundo saturado de información visual, el sonido se presenta como una herramienta poderosa que puede captar la atención de los
consumidores de manera efectiva. Por ejemplo, un simple acorde musical o un jingle puede instantáneamente recordar a los consumidores no solo el nombre
de la marca, sino también sus valores y la experiencia que esta ofrece. Además, el audiobranding se adapta bien a las nuevas tendencias de consumo,
donde los consumidores pasan más tiempo en plataformas de audio y streaming. Las marcas que incorporan sonido en sus estrategias de marketing pueden
destacarse en entornos donde la competencia es feroz y donde la diferenciación es esencial para atraer y retener la atención del consumidor.


Al igual que los eslóganes, los elementos sonoros deben ser creativos y relevantes. Aquellos que logran ser originales y memorables tienen más
probabilidades de convertirse en parte de la cultura popular, al igual que sus contrapartes visuales. El audiobranding no solo ayuda a las marcas a ser
recordadas, sino que también les permite crear un ambiente sonoro que se alinea con su identidad, haciendo que la experiencia del cliente sea más
inmersiva y memorable.

La desaparición del hábito de repetir eslóganes en las conversaciones cotidianas de los consumidores es el resultado de un cambio multifacético en la
industria del marketing y el comportamiento del consumidor. La saturación publicitaria, la búsqueda de autenticidad, el enfoque en la experiencia del
cliente, la diversificación de los canales de comunicación y el énfasis en los valores de las marcas han transformado la manera en que las empresas se
conectan con sus audiencias. En este nuevo escenario, las marcas que logran entender y adaptarse a estas dinámicas son las que podrán forjar conexiones
significativas y duraderas con los consumidores del presente y del futuro.



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