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uno de los ejemplos más exitosos del marketing de productos de lujo y su lado oscuro

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En el mundo de la gastronomía de lujo, pocos productos han alcanzado la misma notoriedad que el Buey de Kobe. Considerada una de las carnes más
exclusivas y codiciadas, la carne de Kobe se ha consolidado como un símbolo de opulencia y sofisticación. Pero detrás de su éxito y su aura de
prestigio se encuentra una estrategia de marketing cuidadosamente elaborada que no solo ha hecho del Buey de Kobe un referente mundial, sino que ha
dado lugar a una proliferación de prácticas engañosas en la industria de la carne, donde el nombre «Kobe» se utiliza para vender Wagyu de menor
calidad. Para entender el fenómeno, es necesario rastrear los orígenes del Buey de Kobe, explorar sus características únicas y examinar cómo su nombre
ha sido explotado para dar valor a productos que no siempre cumplen con los estándares que se asocian con la famosa carne japonesa.


El Buey de Kobe es una carne proveniente de una estricta tradición ganadera originaria de la prefectura de Hyogo, Japón. Esta carne proviene de reses
de la raza negra Tajima-ushi, un tipo de ganado japonés conocido por su capacidad para desarrollar un marmoleado intenso en la carne. Este marmoleado,
que es la infiltración de grasa intramuscular, es uno de los principales distintivos del Wagyu y, en particular, del Buey de Kobe. El proceso de cría
de estos animales es meticuloso: desde la alimentación especial hasta las condiciones de vida que buscan optimizar la calidad de la carne, cada aspecto
está diseñado para crear un producto excepcional. Sin embargo, no todas las reses que pertenecen a la raza Tajima-ushi pueden considerarse Buey de
Kobe. Solo aquellas que cumplen con rigurosos estándares de calidad establecidos por la Asociación de Kobe Beef, y que alcanzan una puntuación mínima
de 6 sobre 12 en el sistema de clasificación japonés, pueden recibir este distintivo. Este control de calidad, sumado a la limitada cantidad de
animales que cumplen los requisitos cada año, hace que la carne de Kobe sea extremadamente exclusiva.


El Buey de Kobe ha logrado convertirse en un ícono del lujo global gracias a un marketing que resalta su rareza y excelencia

Desde los inicios de su exportación a los mercados internacionales, la carne de Kobe ha sido posicionada no solo como un alimento, sino como una
experiencia sensorial única. Restaurantes de alta gama han adoptado el producto como una de sus insignias, creando rituales en torno a su preparación y
presentación. En muchos casos, los establecimientos que sirven Buey de Kobe muestran con orgullo los certificados de autenticidad, garantizando al
cliente que está consumiendo la carne más exclusiva del mundo. Además, el precio elevado de la carne —que puede superar los 200 euros por cada 100
gramos— refuerza la percepción de que este producto es inalcanzable, y por ende, aún más deseado.

El Santuari, primer restaurante de España miembro de la KOBE BEEF MARKETING & DISTRIBUTION PROMOTION ASSOCIATION de Japón.

Sin embargo, el éxito del marketing de la carne de Kobe ha llevado a un fenómeno que no es exclusivo de la industria alimentaria, pero que ha sido
particularmente evidente en el sector de la carne de lujo: el uso indebido del nombre «Kobe» para comercializar productos que no cumplen con los
estándares de calidad exigidos. En un mundo donde la autenticidad se ha vuelto un valor esencial, muchos negocios, especialmente en el sector de la
restauración y la venta de carne, han aprovechado la fama del Kobe para vender Wagyu de menor calidad, o incluso carne de res común, bajo la falsa
premisa de que se trata de un producto equivalente.

El marketing del Gato por Liebre: Cómo la confusión y el engaño construyen productos de lujo falsificados

Este fenómeno es tan común que muchas veces los consumidores no son conscientes de la diferencia entre el Buey de Kobe auténtico y las versiones
inferiores. No pocos restaurantes y carnicerías, en un intento de maximizar sus ganancias, etiquetan productos como “estilo Kobe” o “Kobe Beef” sin
contar con la autenticidad que ese nombre conlleva. Este uso indebido del nombre crea una ilusión de exclusividad y lujo que lleva a los consumidores a
pagar precios elevados por productos que en muchos casos son solo una fracción de lo que el verdadero Buey de Kobe representa.


En 2022, el reconocido chef Alberto Chicote denunció a una carnicería por vender carne de Wagyu como si fuera de Kobe, expresando su malestar al
sentirse engañado. “Es un fraude”. Según lo comprobado por el equipo de Te lo vas a comer, etiquetaban el producto así sabiendo lo que hacían: «Ya se
lo he dicho muchas veces y me ha dicho que lo vendamos así», asegura otro empleado refiriéndose a su jefe.

Pero la tendencia de etiquetar el Wagyu sin certificación como “la mejor carne del mundo”, también ha llegado a las empresas cárnicas, que incluso
ofrecen carne de hamburguesas que se venden en supermercados.


El marketing engañoso ha sido una herramienta poderosa en este contexto. Restaurantes y carnicerías de lujo venden carne Wagyu, que en muchos casos
es solo un 50% Wagyu, a precios similares a los del Kobe auténtico, sin especificar el grado de calidad o el origen exacto de la carne.

Este fenómeno ha llevado a la proliferación de Wagyu de menor calidad, como el Australian Wagyu, que a menudo se comercializa de manera similar al
Kobe, sin que el consumidor se percate de la diferencia en la calidad y el proceso de cría. En algunos casos, los establecimientos venden carne normal,
que ni siquiera proviene de reses de la raza Wagyu, bajo la etiqueta de Wagyu, engañando así al cliente desprevenido.

Este tipo de prácticas fraudulentas han provocado que muchos consumidores se enfrenten a una realidad incómoda: lo que percibían como una experiencia
culinaria de lujo puede no ser más que una ilusión creada por un marketing bien ejecutado. Por ello, resulta fundamental que los consumidores se
informen sobre los estándares reales del Wagyu y el Kobe, y que exijan siempre los certificados de autenticidad que garanticen la calidad de los
productos que adquieren. Afortunadamente, la industria del Buey de Kobe ha reaccionado ante esta amenaza al reforzar las protecciones legales que
avalan el uso del término «Kobe Beef». Esta protección busca garantizar que solo la carne auténtica, criada en Japón y bajo las estrictas normativas de
calidad, pueda llevar este nombre.


La historia del Buey de Kobe es un claro ejemplo de cómo el marketing de lujo, cuando se ejecuta correctamente, no solo crea un producto deseado, sino
que también genera una experiencia única y un alto valor percibido. De hecho, uno de sus vídeos más recientes, el popular youtuber Xokas compartió su
experiencia gastronómica al degustar este tipo de carne durante su visita a Japón. Sin embargo, el fenómeno del uso indebido del nombre «Kobe» ilustra
cómo una marca construida sobre la autenticidad puede ser explotada en beneficio de quienes buscan sacar provecho del prestigio asociado a ese nombre.
En última instancia, el éxito del Buey de Kobe no solo se debe a sus características intrínsecas, sino también a la percepción de exclusividad y lujo
que su nombre ha logrado generar en todo el mundo. Y aunque muchos intenten imitarlo, solo aquellos que cumplen con los estrictos requisitos del
auténtico Buey de Kobe podrán sostenerse como verdaderos representantes de la excelencia en la carne de lujo.



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